Apuntes de la lectura colectiva de la obra de Miguel de Cervantes Saavedra
--
Sancho se queja de que su amo le ha mandado no hablar, y Don Quijote levanta la prohibición. A continuación, Don Quijote explica por qué defendió la reputación de Madasima de las palabras que había dicho “el loco Cardenio”: es su obligación de cualquier caballero andante.
Sancho aprovecha la ocasión para comentar una serie de refranes y Don Quijote vuelve a imponer la censura para, a continuación, explicar qué tipo de hazaña se propone llevar adelante en lo profundo de la Sierra Morena.
Don Quijote tiene en mente imitar al perfecto Amadís de Gaula, el más extraordinario caballero andante.
Estamos aquí ante el tema renacentista de la ejemplaridad moral y política de los humanistas, considerar ejemplos de la historia medieval o clásica para modelar el comportamiento adecuado, la virtud que deben respetar los príncipes y estudiantes.
Don Quijote, dice que mejor que los héroes clásicos como Ulises o el Eneas, el Amadis es el norte y sol a quien debemos imitar. La especificidad a imitar por Don Quijote no son los más guerreros sangrientos, sino su acto de penitencia amorosa, mudando su nombre a Beltenebros.
Sobre todo, Don Quijote resalta que la penitencia que imitará es aquella que llevó al Amadis a apartarse cuando se enteró de que Angélica la bella, cometió vileza con un mozo moro: el tema es la pureza racial puesta en entredicho.
La identidad étnica está involucrada en todos los dilemas de la Sierra Morena. Sancho le pregunta sobre las señales les dan a entender que Dulcinea ha hecho niñerías con moro o cristiano. La lógica del loco, en este caso la penitencia, se valora por encima de la infidelidad de Dulcinea.
La realidad de las cosas vuelve a discutirse, y Don Quijote apostará por la relatividad de las cosas.
Aparece otra vez, el tema de los celos, “Oíd las quejas de este desdichado amamante, a quien la ausencia ha traído a lamentarse entre asperezas…” etc. Un discurso lleno de recriminaciones y alabanzas a Dulcinea.
En un momento clave, Don Quijote a punto de hacer su penitencia, y Sancho a punto de partir, sucede de repente que al hidalgo se le ocurre la idea de quitarle el freno y la silla a Rocinante: le da unas palmadas en las ancas y le dice, “Libertad te da el que sin ella queda” dado que Don Quijote está preparando desnudarse.
Como en el caso de Rocinante y las yeguas, hay una clara conexión entre el caballero y su jumento. Es el momento en que Sancho invoca a su jumento, oficialmente perdido. Luego, el escudero reconoce el problema del modo en que irá al Toboso. Pide ahorrar tiempo montando a Rocinante en vez de ir a pie. Don Quijote le pide hilos para curarse porque le falta el bálsamo de Fierabrás, y Sancho le responde que con el burro se han perdido todos los medicamentos.
Hay que notar la discusión en torno a la ortodoxia religiosa:
- Se habla de las penas de relapsos, y cosa juzgada, elementos que insinúan la retórica jurídica inquisitorial;
- La penitencia a cumplirse en el purgatorio o en el infierno: el protestantismo rechaza la posibilidad del purgatorio;
- Don Quijote compara la letra de los escribanos con la de satanás y;
- Sancho dice en un momento que Don Quijote se parece al diablo, porque no hay cosa que no sepa.
En las cartas que Don Quijote va a escribir a Dulcinea, será también una libranza pollinesca, y en lugar de escribirla en hojas de árboles o en tablillas de cera, le viene a la memoria de Don Quijote el librillo de las memorias de Cardenio.
Al parecer, nadie quiere acordarse de los escudos de oro. Don Quijote sugiere que luego Sancho puede traducirlo a papel normal, insistiendo en la prescripción legal: “pero la libranza forzosamente se ha de firmar, y esa si se traslada, dirán que la firma es falta y me quedaré sin polllinos”
Don Quijote confía en la honestidad de su sobrina. En cuanto o la carta, Don Quijote confía en la oralidad porque sabe que Dulcinea del Toboso no sabe leer ni escribir.
Aquí, cuando Don Quijote nombra a los padres de su amada, Sancho se entera por primera vez de la verdadera vez de la identidad de Dulcinea, “¿Que es la hoja de Corchulelo, llamada Aldionza Lorenzo”? Don Quijote así lo admite, y dice que debe ser señora del universo. No obstante, lo que sigue en una desmitificación, Sancho la conoce bien y nos recuerda a la marimacha Torralba.