Quedar ciego para ver - La Prensa (2024)

Franklin Bordas Lowery*

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El Pablo feroz, duro, malévolo, intransigente, sangriento, definitivamente no es el mismo Pablo que luego aconseja, “no cansarnos de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”. Gálatas 6.9. Es otro Pablo. Es el transformado por el poder de Jesucristo. Es el hombre con una mente renovada dispuesto a todo por causa de Jesús. Pero tuvo que quedar ciego para ver.

¿Cómo es que hay que quedar ciego para ver? Camino a Damasco, Pablo perdió la vista cuando fue rodeado por un repentino “resplandor de luz del cielo” mientras oía una voz que con ternura le increpaba: Saulo, Saulo ¿por qué me persigues? La voz se identificó: “Yo soy Jesús, a quien tu persigues…”. Saulo quedó ciego en ese momento, pero podríamos decir que a partir de ese encuentro Saulo (llamado Pablo después) por primera vez estaba aprendiendo a ver. ¿Cómo es que se puede ver estando ciego?

Pero también, ¿cómo no se puede ver, estando sano? En la lectura del libro de Hechos cap. 9 versículo 7 leemos: “Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos oyendo en verdad la voz, mas sin poder ver a nadie”. El apóstol Pablo tuvo una experiencia completa, “miró y oyó”. Sus acompañantes también oyeron, pero no vieron. Es muy probable que ese momento fue el principio de la conversión para ellos, ya que antes igual que Pablo, “no oían ni veían”. Pero este oír y ver va más allá de una experiencia física y natural. Ver lo que no está enfrente, y oír sólo en un parlante interior es una experiencia espiritual. Es una experiencia sobrenatural.

Para el apóstol Pablo, bastó un encuentro con Jesús en el camino a Damasco para ser reprogramado. Jesús le habló. El camino a Damasco es decisivo para Pablo. ¿Cuál es el camino en que la voz de Dios nos habla a nosotros? ¿Cuál es tu programa? ¿a quién persigues hoy, o a quién has perseguido siempre? ¿es la vanagloria o el reconocimiento de tu propia grandeza en tu mente? ¿a quién estás acosando hoy? Pablo se enfocó en los cristianos, a quienes después amó en demasía con el amor de Jesucristo, ¿en quién te enfocas tu hoy? ¿Es tu familia el blanco de tu persecución?

La experiencia personal de no poder ver los propios desatinos; no querer escuchar consejos o críticas constructivas; desestimar el desconsuelo de los demás con nuestras actitudes y despreciar las palabras edificadoras que vienen a nosotros de parte de nuestros amigos nos hace caer en esa categoría de ciegos y sordos espirituales, ya que somos perfectos en nuestra propia opinión.

La conversión del apóstol Pablo encierra una lección extraordinaria para nuestro tiempo. La esperanza de que la mano de Dios toque el corazón más indómito para llenarlo de ternura, de paz y de valor, es una realidad. ¿Podría creerse que tras un sistemático y feroz perseguidor de los cristianos habría potencialmente un infatigable y tenaz evangelizador?

Luego de un fatigoso y duro camino el nuevo Pablo comprende algo muy profundo. Instruido por el Espíritu Santo escribe: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para el son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2.14).

El apóstol Pablo nos está diciendo claramente que aun siendo sobrecalificados como pensadores y doctos en la ciencia del mundo, no podremos descodificar el misterio del Evangelio, a no ser por instrucción Divina. La voz de Jesús en el camino a Damasco cambió a un hombre de forma espectacular. La palabra de Dios tiene poder para cambiar. “Porque la palabra de Dios es viva y mas cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Hebreos 4.12.

Si tú necesitas cambiar y no puedes por tu propia cuenta; o si hay alguien que parece imposible que cambie, por el cual sufres y te angustias; piensa en la experiencia de Pablo en el camino a Damasco. Todos podemos ser transformados por la voz de Dios. Busca esa luz, que con su resplandor nos deja ciegos para ver. Busca a Jesús.

* El autor es escritor

Quedar ciego para ver - La Prensa (2024)
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Author: Cheryll Lueilwitz

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