¿Cómo debe ser un maestro excelente? (2024)

José Vera, profesor de Bureau Veritas Centro Universitario (Madrid)

¿Cómo debe ser un maestro excelente? (1)

«Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tanto aprieto (…)»

(Frey Félix Lope de Vega y Carpio)


Sin el ánimo de hacer ninguna comparación con el Fénix de los Ingenios, este es el sentimiento que me vino a la cabeza (y a todo el cuerpo) cuando me solicitaron que escribiera algo sobre estos dos conceptos tan mayúsculos como son el magisterio y la excelencia. Me han pedido que escriba sobre las competencias que debe tener un buen maestro y de la importancia que tiene (o debería tener) la formación inicial y continua para lograr maestros excelentes.

Después de un buen rato de reflexión pensé que lo mejor que podía hacer, como punto de partida, era repasar toda mi trayectoria escolar (desde el parvulario hasta la universidad) y aprovechar mis recuerdos y pensamientos para escribir algo sobre el tema.

Al margen de que existen algunos animales que enseñan y aprenden de sus congéneres, el magisterio es una función humana que siempre me ha causado un respeto imponente por las repercusiones que puede llegar a tener, su buen o mal ejercicio, sobre cualquier individuo en particular y sobre la sociedad, considerada esta como el resultado de la integración de todas las individualidades analizadas. La huella que puede llegar a dejar un maestro en sus alumnos se puede calificar de indeleble en la mayor parte de los casos.

Y qué decir sobre la excelencia. Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (R.A.E.), se entiende por excelencia: «La superior calidad o bondad que hace digno de singular aprecio y estimación algo»; a lo que se podría añadir: «Nivel de calidad imposible de alcanzar», con el fin de relacionar dicho grado con un desiderátum utópico. En mi humilde opinión, la propia condición del ser humano le impide alcanzar ese nivel de excelencia, en cualquiera de los campos de su actuación.

La excelencia, sinónimo de perfección, debería ser ese máximo diez que ningún maestro debería utilizar en sus calificaciones, por estar destinado a la perfección más absoluta y, por lo tanto, inalcanzable. No en vano, los autores americanos Tom J. Peters y Robert H. Waterman Jr, indagaron juntos: En busca de la EXCELENCIA; sin llegar a estar convencidos de haberla encontrado.

Pero centrémonos en el tema solicitado; en el soneto.

Antes que escribir sobre competencias, me gustaría mencionar algunos principios y valores que deben regir la actuación de un buen maestro, por no llegar a calificarlo de excelente.

Aun entendiendo que la educación en principios y valores es una responsabilidad de la familia (básicamente de los padres y abuelos), quiero hacer hincapié en los que debe poseer un buen maestro para reforzar dichos principios y valores desde la docencia. Un buen maestro debe ser ético en todas sus actuaciones. También debe ser ecuánime, a la par que justo, a la hora de evaluar a sus alumnos. Y, sobre todo, debe ser ejemplar en su comportamiento. Los alumnos (sobre todo los más pequeños) son como esponjas, absorben todo lo que oyen y ven.

Parafraseando el artículo 5º del cabo, dentro de las Ordenanzas Militares de Carlos III, «el maestro, como inmediata autoridad del alumno, se hará querer y respetar de ellos (…)» Cariño y respeto deberían ser dos valores innatos en el maestro. Y quiero aclarar que entendiendo por autoridad la clásica autoritas, es decir, el binomio de competencia más prestigio:

Autoridad = Competencia + Prestigio

Tal como la definió el Viejo Profesor (Enrique Tierno Galván), que en paz descanse.
Hablando de competencias, es decir, «la pericia, aptitud, idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado», un maestro debería poseer algunas competencias que considero primordiales, a saber:

  • Vocación: Sentir la profesión desde lo más profundo.
  • Dedicación: Emplear todo el tiempo disponible.
  • Amabilidad: Sin caer en el coleguismo.
  • Generosidad: Volcar todos sus conocimientos en los alumnos.
  • Responsabilidad: Entendida como la capacidad de responder.
  • Empatía: Saber poner en el lugar del alumno.
  • Cercanía: Un buen maestro no debe aislarse en su estrado.
  • Entusiasmo: Saber transmitir energía vital.
  • Humildad: No creerse que está por encima del bien y del mal.
  • Paciencia: No todos cogen las ideas al vuelo.
  • Saber otorgar protagonismo: a los alumnos.
  • Despertar interés: Desarrollar curiosidad intelectual.
  • Capacidad de una escucha activa.
  • Tener una gran apertura mental.
  • Ser muy gráfico: Una imagen vale más que mil palabras.
  • Divertido: Sin llegar a ser cómico.
  • Ser realista: Tener los pies en el suelo.
  • Sinceridad: «Se coge antes a un mentiroso que a un cojo».
  • Asertividad: Cuando se imparte una lección, no se pueden tener dudas.
  • Saber gestionar la Diversidad: Los colectivos de alumnos son cada vez más diversos.
  • Autoridad: En el mejor sentido de la expresión. (Ya mencionada)
  • Y, sobre todo, el mejor nivel de conocimientos sobre la materia o materias que imparte. Él va a ser el transmisor del testigo en la carrera de relevos que es la vida.
Con esta lista, aparentemente exhaustiva, no quiero decir que un buen maestro deba cumplir todas y cada una de dichas competencias, ni en grado sumo, ni en todo momento; pero deberá saber aplicar y dosificar cada una de ellas en función de la circunstancias. No es lo mismo formar a un niño en su primera etapa del jardín de infancia que a un doctorando durante la preparación de su tesis, por poner los dos extremos opuestos de la cadena de valor formativa.

No olvidemos que un buen maestro debe ser el encargado de garantizar la transmisión del conocimiento a las siguientes generaciones de modo que, con sucesivas aportaciones, la humanidad siga progresando en la buena dirección. Un buen maestro debería ser más entálpico que entrópico, si es que puede servir este símil termodinámico.

Respecto a la formación del profesorado puedo apuntar que los tiempos de la enciclopedia de Diderot y D'Alambert se acabaron hace ya mucho tiempo. Hoy en día los avances en cualquiera de las ramas del conocimiento hacen imprescindible una puesta al día constante y sostenida sobre las materias que un maestro tiene que impartir. Lo que hace un par de siglos cabía en un par de tomos en papel impreso no tiene nada que ver con la cantidad de información de la que podemos disponer a través de la red de redes.

La formación inicial del profesional de la enseñanza (y me atrevería a decir que de cualquier persona) debería estar cimentada en los principales conceptos de cada una de las materias a impartir, de modo que no quedara ninguna fisura sobre los mismos. De este modo, la formación continua debería estar destinada a perfeccionar y poner al día la evolución de dichos conocimientos básicos debida al paso del tiempo.

Con ello quiero decir que la formación primaria, incluido el bachillerato, debería estar dedicada a unos conocimientos más generalistas, casi se podría hablar de una formación «renacentista», pues tiempo tendrá el alumno para ir adquiriendo conocimientos específicos conforme se vaya definiendo su vocación y, sobre todo, se vaya perfilando su futuro profesional.

A los dieciocho años (momento de elegir una opción de estudios universitarios) es muy difícil poder aseverar sobre nuestra auténtica orientación profesional y lo que es más importante, con la velocidad a la que se están moviendo los acontecimientos en esta primera parte del siglo XXI, muchas personas tendrán la necesidad de reinventarse con nuevas profesiones, bien por voluntad propia o por los condicionantes de las circunstancias externas.

Por todo ello, la formación continua está tomando carta de naturaleza no solo para los educadores, sino también para los propios educandos y, para muestra véase la velocidad de evolución de las llamadas «nuevas tecnologías» y no quiero referirme en exclusiva a las llamadas «TIC's».

Releyendo al final todo lo escrito, después de muchas lecturas intermedias y sin la mínima intención de ser políticamente incorrecto, me queda la esperanza de que, si se consiguiera un mínimo nivel de excelencia en buena parte de los valores y competencias descritos anteriormente, tal vez se pudiera recuperar aquella figura del maestro-modelo-espejo en el cual todos los alumnos se miraban y, de ese modo, poder llegar a erradicar esa moderna perversión de la violencia en las aulas, tan insólita para anteriores generaciones.

Para finalizar, no puedo (ni quiero) resistirme a la tentación de copiar dos proverbios, uno massai y otro indio (de la India), que escuché hace mucho tiempo:

«Para educar a un niño hace falta la tribu entera»
(Proverbio africano)

«Con mis maestros he aprendido mucho,
con mis colegas, más;
pero con mis alumnos, todavía más»

(Proverbio indio, que no hindú)

Sobre el proverbio africano el insigne maestro y filósofo, José Antonio Marina, ha escrito y divulgado todo un compendio de sabiduría. Del segundo proverbio, creo que poco más se puede añadir.

Un buen (excelente) maestro (utilizando el genérico masculino castellano) es aquel que es capaz de tener la curiosidad de aprender todos los días algo nuevo, incluso de sus alumnos. Y siguiendo el proverbio africano, tendríamos que hablar de «maestros excelentes», en plural, porque uno, nunca será suficiente.

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Opiniones (5)

Valoraciones (5)

Doris Ponce Santos

12/11/2021

“Profesora de Educación Básica”

Genial mirada sobre docencia y su desarrollo profesional.Increíble lo que nos demanda esta hermosa profesión, tan subestimada y maltratada. Pensar que somos la base ,el radier, fortaleza y riqueza de las comunidades.Hay mucho que hacer, ¿verdad?

Nelson Horve

31/07/2021

“Licenciado en Ciencias de la Educación”

Muy buena recopilación, gran despliegue orientador y normativo acerca del desempeño docente, sólo me atrevo a incluir como vigésimo segundo principio profesional, la capacidad intuitiva del maestro/a, pues ante todo debemos desarrollar una destreza visionaria, capaz de descubrir los auténticos sueños e ideales del niño/a, para potenciar lo señalado, con mucho tino y sutileza, he ahí la magia que encierra esta noble profesión.

margi

08/09/2019

“El camino del profesor”

Un buen profesor para mí es aquel que traza un camino sobre las capacidades del alumno, camino que puede utilizar en cualquier momento y situación, unas competencias que además el profesor debe hablar con el alumno para saber desplegar cual es punto fuerte del alumno, para que éste brille con luz propia. Debe ser una persona sencilla pero complejo intelectualmente, con capacidad para utilizar losrecursos básicos y repetirlos 50.000 veces porque es su obligación y para eso le pagan.

Alexander Rodriguez Rubiano

18/02/2018

“AGRADECIMIENTOS”

Consciente de la importancia vital que tiene un docente para la especie humana, cuando de buscar mejores condiciones de vida con calidad se trata y más aún hoy que estoy a punto de tomar la decisión de realizar mis primeros pinitos en el campo de la docencia, me encuentro frente a frente con su visión plasmada en el anterior escrito sobre las características que debe tener el docente y me lleno de temores pero a la vez de expectativas que me motivan a asumir el reto. Gracias profesor Vera.

Anónimo

30/06/2015

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¿Cómo debe ser un maestro excelente? (2024)

FAQs

¿Como debe de ser un buen maestro? ›

Un buen profesor necesita no solo un amplio conocimiento de la materia que imparte y un plan de estudio; necesita ser entusiasta, cariñoso y empático pero también firme y respetuoso, responsable, flexible y comunicativo. Estas entre otras características conforman las claves para ser un buen profesor.

¿Qué es ser un excelente maestro? ›

Conclusión: Un buen Maestro –como persona libre, plena y digna- es aquel que aspira con distinción a la calidad educativa, a ser un auténtico profesional de la educación mediante un desempeño con excelencia, a través de todas sus competencias, -con su carácter multidimensional-, en su quehacer pedagógico y docente, ...

¿Cómo se determina qué hace que un maestro sea excelente? ›

Las habilidades sociales importantes para los docentes incluyen habilidades de gestión del tiempo, habilidades de liderazgo, tener una sólida ética de trabajo, habilidades para resolver problemas, alta inteligencia emocional y poseer el conocimiento y la adaptabilidad necesarios para emplear una variedad de modos y métodos de enseñanza.

¿Qué necesito para ser un buen maestro? ›

Este tipo de docentes, capaces de motivar y promover la curiosidad, suelen reunir estas cualidades:
  1. Es responsable. Aquí la responsabilidad implica que se atienen a las mismas expectativas y estándares que exigen a sus alumnos. ...
  2. Es flexible. ...
  3. Observador. ...
  4. Es mediador. ...
  5. Es cooperativo. ...
  6. Es inspirador. ...
  7. Es innovador. ...
  8. Es resolutivo.
Jul 19, 2019

¿Como debe ser el verdadero maestro? ›

Un verdadero maestro dedica tiempo en su formación, estudio e investigación. Se autoevalúa constantemente y, lo más importante, ama lo que hace. Tiene vocación y paciencia para dar lo mejor a sus alumnos. El maestro tiene un don especial recibido de Dios, para dedicar su tiempo a formar y educar a un ser humano.

¿Cuáles son las cualidades de un buen maestro? ›

10 características del buen Profesor de español
  • La docencia no deja de ser un oficio, también en el caso del español como lengua extranjera, y como en todos los oficios, “cada maestrillo tiene su librillo”. ...
  • Formación.
  • Ganas de aprender.
  • Empatía.
  • Reflexión.
  • Apertura.
  • Responsabilidad.
  • Organización.

¿Qué debo hacer para ser un buen maestro? ›

Estas son las principales características en las que debes trabajar para lograrlo:
  1. Paciencia. Cada estudiante tiene habilidades y retos distintos. ...
  2. Empatía. ...
  3. Comunicación. ...
  4. Capacidad para establecer metas claras. ...
  5. Saber enseñar para el aprendizaje eficaz. ...
  6. Imparcialidad. ...
  7. Disciplina con respeto. ...
  8. Flexibilidad.
Jan 31, 2023

¿Qué habilidades debe tener un buen maestro? ›

8 competencias de un docente más valoradas
  1. Comunicación efectiva. Un docente utiliza una variedad de recursos para comunicarse, dentro de los que se incluye el lenguaje verbal, escrito y corporal. ...
  2. Organización. ...
  3. Trabajo en equipo. ...
  4. Pensamiento crítico. ...
  5. Liderazgo. ...
  6. Gestión del tiempo. ...
  7. Resolución de problemas. ...
  8. Paciencia.
Aug 10, 2023

¿Cómo definir la excelencia docente? ›

persigue la enseñanza y el aprendizaje como actividades académicas; exhibe un fuerte sentido de compromiso con la comunidad académica además del éxito personal en el aula; proporciona, de forma regular, comentarios constructivos y objetivos a los estudiantes; encuentra formas únicas y creativas de conectar a los estudiantes entre sí.

¿Cómo reconocemos a un buen maestro? ›

Los criterios de proceso que consideran para evaluar positivamente a sus profesores son: 1) el método de enseñar/didáctica, 2) dominio/conocimiento de la materia, 3) su puntualidad y asistencia y 4) la manera de evaluar.

¿Cómo debe actuar el verdadero maestro? ›

Generosidad: Volcar todos sus conocimientos en los alumnos. Responsabilidad: Entendida como la capacidad de responder. Empatía: Saber poner en el lugar del alumno. Cercanía: Un buen maestro no debe aislarse en su estrado.

¿Cuál es la diferencia entre un buen maestro y un gran maestro? ›

Los buenos profesores, explica, se centran únicamente en el plan de estudios, enseñando a los estudiantes a leer, escribir y hacer matemáticas. Los grandes maestros, sin embargo, se relacionan con el estudiante en su totalidad . Son personas afectuosas y sin prejuicios que se preocupan por el ser total de sus alumnos: su mente, su cuerpo y su alma.

¿Qué necesito para ser maestro? ›

Cualquier profesional con una sólida formación en su área de conocimiento puede optar por la docencia. No obstante, para enseñar en instituciones educativas, generalmente se requiere una formación pedagógica complementaria, que puede obtenerse a través de cursos, diplomados, o una segunda licenciatura en educación.

¿Cuál es la calidad de un maestro? ›

Algunas cualidades de un buen profesor incluyen habilidades de comunicación, escucha, colaboración, adaptabilidad, empatía y paciencia .

¿Qué perfil debe tener un maestro? ›

Responsabilidad, puntualidad, tolerancia, respeto, asertividad, liderazgo y siempre en mejora continua. El profesor titular y auxiliar contarán con las habilidades en el manejo de los saberes disciplinares y/o profesionales, así como su disposición, autoridad y tolerancia en el manejo de grupos de aprendizaje.

¿Como debe ser el carácter de un maestro? ›

Es creativo e innovador

Todo buen educador tiene la cualidad de ser creativo e innovador, lo que le permite crear ambientes y dinámicas educativas que motiven a los estudiantes a tener un desempeño académico positivo. Hace uso de herramientas y recursos que favorecen el proceso de enseñanza-aprendizaje.

¿Cuál debe ser la actitud de un docente? ›

El docente debe ser capaz de transmitir sus conocimientos con disposición y sencillez, debe tener vocación para enseñar, de igual manera, debe poseer la capacidad de dialogar, ser respetuoso de las normas, saber escuchar, comprender, educar con el ejemplo, con disciplina, pero sin agresividad.

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